Dom Pérignon es siempre un champán de añada, en el que cada cosecha es una creación única que expresa tanto el carácter del año como el carácter de Dom Pérignon.
Tras al menos ocho años en las bodegas, el vino encarna el equilibrio perfecto de Dom Pérignon, la plenitud de la armonía. El champán tiene un bouquet intenso con notas florales altas y un cuerpo rico y pleno. El sabor empieza con la guayaba ácida y el melocotón blanco, luego se extiende a la vainilla y termina con una nota salada en forma de brioche caliente. Es un champán perfectamente sedoso, con el equilibrio justo entre mineralidad salada, reflejos florales y de fruta dulce y tonos cremosos.
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